Cuando empezó la euforia de internet en Colombia, hacia los años 90, los computadores de las casas se usaban para imprimir trabajos de la universidad y para realizar alguna exposición. Hasta ahí llegaba la funcionalidad de estos aparatos.
Mi primer computador lo tuve en 1994, antes no era necesario. Para eso existían los café internet y ahí uno solucionaba cualquier imprevisto. Todo era muy básico.
Cuando llegó el internet pensábamos que era algo muy novedoso y para muchos un instrumento para el ocio más que para fines profesionales. Uno duraba horas sentado frente a un computador intentando conectarse, escuchando esos ruidos extraños que todos recordamos e inmediatamente nos transportan a la década de los 90.
En los colegios se dictaban clases de mecanografía con máquinas de escribir, algo de eso logré experimentar, pero realmente me empecé a familiarizar con los computadores, que ocupaban la mitad del estudio de la casa, a mediados de los 80. Siempre que me sentaba frente a uno de estos tenía una sensación de desconcierto, para mí no hacían absolutamente nada interesante y tratar de manejarlos y entenderlos implicaba, practicamente, tener las habilidades de un ingeniero de sistemas.
Hacía finales de los 90, a una velocidad vertiginosa, se fue dando la evolución de internet y cada vez había más información al respecto. Aún así lo veía como una moda que pronto se iría; pero el desarrollo tecnológico no paraba y cada año el mundo entero se sorprendía con los grandes avances. Utilizábamos internet para tener contacto con amigos, chatear, escuchar y descargar música; fue el pasatiempo preferido de mi generación. Comenzaba el desarrollo de Google , así que el líder era Yahoo.
Los computadores empezaron a evolucionar junto con los teléfonos celulares. Era imposible imaginarse lo que nos esperaba a nivel de avances tecnologicos, sobre todo con los celulares, pues pasamos de tener un computador de gran tamaño con muchos cables a un computador de bolsillo y que a la vez es tu teléfono. Lo más cercano a un avance tecnológico lo vimos en la película Volver Al Futuro y todo nos parecía una gran ficción.
Entre 2008 y 2009 empezó el movimiento de las redes sociales. Reconozco que fui bastante escéptico a la hora de abrir mis cuentas, pero finalmente me dejé seducir. Solo hasta hace tres años las abrí por dos razones: mi trabajo y las cuentas falsas que hacían con mi nombre. Después empecé a preguntarme qué hacer con estas redes sociales, cómo darles un uso óptimo y evitar obviedades como “qué lindo está el día” o “hoy amanecí feliz”. Ese definitivamente no es mi estilo y tampoco me gusta chismosear la vida de los demás. Fue en ese momento cuando, junto a mi esposa Adriana Tarud, surgió la propuesta de realizar una serie web, precisamente para darles un buen uso a nuestras redes sociales.
Teníamos que buscar contenido de valor, pues es lo que determina lo que consumimos en internet. Si no hay un buen contenido y, sobre todo, uno diferente y original, lo más probable es que pase sin pena ni gloria. Lo mismo sucede con la televisión. Los seres humanos por naturaleza somos grandes consumidores de contenidos que nos enganchan y nos distraen, pero los valores de lo digital y la televisión son totalmente distintos. El público es diferente y las expectativas también, y lo que tienen en común, según mi experiencia, es la demanda de buenas historias. Como actor, esa es una de las características que más valoro porque sé que los espectadores también lo hacen. En la web los contenidos deben ser rápidos y contundentes.
He percibido, gracias a la realización de esta serie web, Rafael Novoa sin filtros, que es necesario marcar la diferencia entre web y televisión. Es cierto que hoy Netflix es uno de los líderes en el mercado, por la cantidad y variedad de contenido que ofrece, y que llegan a la gente a través de internet, pero finalmente es televisión. Una serie web tiene que ser rápida y ágil, pensada, principalmente, para dispositivos celulares, tabletas o computadores personales. El entretenimiento se adapta al ritmo de vida actual, donde hay tiempos cortos para informarnos y entretenernos.
La tecnología avanza día a día y tratamos de evolucionar al mismo ritmo. Frente a este momento de transición, por mi parte, ojalá pueda seguir explorando personajes diferentes en televisión y aprovechar las nuevas tecnologías para sorprender distintas audiencias.
Foto: Hernán Puentes