Cuidado con la marea

"Perú y Colombia logran mantener avances en reducción de pobreza, crecimiento de la clase media y consolidación del estado social."

Por Redacción Cromos
10 de junio de 2016
Cuidado con la marea
Cuidado con la marea

Sobre la famosa y mitológica población de Atlántida se han tejido todo tipo de leyendas, desde las esotéricas hasta las más aterrizadas. Quizás lo más claro sobre lo ocurrido en ese lugar lo narró el gran filósofo e historiador de la era antigua: Platón. Sus escritos describen cómo esta población prosperó como ninguna otra a través del comercio, la disciplina, el dominio de los mares y el orden de sus gobiernos. Dicha prosperidad, comparable con las de los países más desarrollados de la era posindustrial, se vio terminada por algún desastre natural que la sumergió bajo las aguas para siempre.

El destino de grandes imperios como China y Rusia casi corren destinos parecidos, es decir, sus territorios parecían estar sumergidos frente al desarrollo del resto del mundo. En los años setenta y ochenta, mientras los países que tenían modelos económicos guiados por el libre comercio, la iniciativa privada y protección a la inversión prosperaban, estos dos gigantes veían cómo su peso relativo perdía preponderancia. La China era un absoluto ausente en la economía mundial, y la comunista y extinta Unión Soviética veía cómo su modelo económico y social hacía agua a pasos agigantados. Estos países decidieron replicar los modelos capitalistas que imperaban en Europa y Estados Unidos y dejar atrás los moribundos modelos comunistas. Los resultados fueron evidentes y bastante rápidos: China pasó a ser un jugador fundamental en la economía mundial y la Unión Soviética, que pasó a llamarse de nuevo Rusia, entró a convertirse en una economía dinámica e importante en el contexto mundial.

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En los últimos 20 años, Latinoamérica no ha sido ajena a estas macro tendencias. Pasadas estas dos décadas se han podido decantar los hechos y se puede hacer un análisis de los resultados obtenidos según el modelo. Cuba y Venezuela trataron de incorporar, a su manera, los fallidos esquemas de la antigua Unión Soviética. Crearon estados que se involucran en casi toda actividad económica y que limitan la propiedad e iniciativa privada. Los resultados son claros. Cuba, ante su desplome económico, busca abrirse de manera disimulada a la filosofía del libre mercado, y Venezuela pareciera que se ahoga en una lamentable crisis. Luego vienen los del medio: Ecuador, Brasil y Argentina. Estos tres buscaron un camino más alejado del dogma clásico de izquierda y desarrollaron modelos más híbridos. Respetando la propiedad e iniciativa privada, trataron de establecer gobiernos con una alta intervención del Estado en diversas materias económicas. Los resultados han sido relativos, pues estas tres economías han visto retrocesos macroeconómicos preocupantes en los últimos años, confirmando que sus fundamentos eran más débiles de lo pensado,  ya que sus modelos dependían demasiado en el precio de las materias primas que exportaban. Por último, otros dos, Perú y Colombia, quienes siguieron un camino más ortodoxo y ajustado a las normas del libre mercado, aunque también han sufrido la caída de los precios de las materias primas, han demostrado ser economías más sólidas. Son estas últimas las que parecieran logran mantener con mayor estabilidad los avances en reducción de pobreza, crecimiento de la clase media y consolidación del Estado Social.

Creo que todos los sistemas buscan objetivos comunes, entre ellos están el combatir la pobreza, aumentar la inclusión, mejorar la salud, fortalecer y crecer la clase media. Escoger el camino más corto hacia estos logros es el menester. Somos latinos y románticos, esa es nuestra esencia, pero no dejemos que esto nos desenfoque y ponga la retórica por encima de la evidencia. Seamos realistas. 

 

Ilustración: Jorge Ávila.

Por Redacción Cromos

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