![Cinco libros para dejar de creer en el amor de la vida](https://www.elespectador.com/resizer/v2/M4JHYT2ASBFIZBFAFXQJDZRNFE.jpg?auth=a4c99dfbc55e7bc43ba55f20c640196f30da0121cfeae4ec3d8089b79c9d99f1&width=920&height=613&smart=true&quality=70)
1. Rayuela
Julio Cortázar
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La Maga y Oliveira parecían hechos el uno para el otro. Si se mordían, el dolor era dulce. Si se ahogaban en medio de un beso, esa muerte momentánea era bella. Ella complementaba con ingenuidad la pedantería de él. Él oponía su egoísmo al drama de ella. Pero esa pasión que los unía era una borrachera de mate, jazz y París. Su amor, en realidad, era frágil. Y se rompe en mil pedazos.
2. Madame Bovary
Gustave Flaubert
Emma Bovary encuentra al amor de su vida una y otra vez. Y lo pierde una y otra vez. Madame Bovary, en busca de un idilio perfecto, pasa de hombre en hombre y vive una decepción detrás de la otra. Al ser consciente de que nunca vivirá ese romance tipo Romeo y Julieta, decide repetir la historia de esos jóvenes amantes, pero sola: se entregó al veneno por desamor.
3. La insoportable levedad del ser
Milan Kundera
Para Tomás, Teresa era un ser vulnerable que debía ser protegido. Él no podría soportar su muerte. Para Teresa, Tomás era todo. Todo. Qué tiernos, ¿no? No, en realidad no. Esa dependencia tortuosa no era compatible con las infidelidades de él y los celos de ella. Su amor era un martirio y, eventualmente, el suplicio de la relación pesó más que la necesidad de estar juntos.
4. El amor en los tiempos del cólera
Gabriel García Márquez
¿El amor de la vida es aquel con el que se vive una vida o aquel que se espera una vida? Florentino Ariza esperó a Fermina Daza durante 51 años, nueve meses y cuatro días. Esta novela no es una oda al romance y al amor, sino a la perseverancia y a una paciencia carente de sentido.
5. El túnel
Ernesto Sábato
Solo existió una persona que entendió la pintura de Juan Pablo Castel: María Iribarne. Sin embargo, desde la primera línea del libro se anuncia la tragedia: él la mata a ella. Se buscaban sin saberlo y se encuentran. Pero, en ocasiones, los amores se dan demasiado tarde y llegar de segundo duele más que no llegar. Castel no soportaba que ella existiera y no pudiera tenerla a su lado. Prefiere matarla que compartirla.
Foto de apertura: iStock.